Pilar Barrios Varela
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Destino final: Las estrellas! Observatorio Astronómico “El castillo de Borobia”
Quienes me conocen saben que tengo una especial afición por las estrellas. Siempre me ha interesado la astronomía y desde mi condición de aficionada, trato de investigar sobre este campo e informarme sobre todos los temas que de una u otra forma se relacionan con las estrellas, los astros y el cosmos.
Me gusta dibujar naves espaciales, estrellas y planetas (Esgrafiado sobre papel)
Además, me encantan los proyectos que toman los conocimientos científicos relacionados con la astronomía y los integran al territorio del arte. Por citar un ejemplo, muy apropiado para este post, encontré un disco recién publicado llamado 'The Space Project' (Lefse Records 2014) en el que varios músicos compusieron temas a partir de ruidos cósmicos grabados en el espacio por las sondas espaciales de la NASA “Voyager 1 & 2”. En mi opinión, es un proyecto genial para hacer un disco y la recopilación de temas es estupenda, además ha sido la banda sonora perfecta para el viaje que relicé en estos días festivos, cuyo destino fue el Observatorio Astronómico “Castillo de Borobia”.
Ubicado en un pueblo de la provincia de Soria, este pequeño pero milenario lugar llamado “Borobia”, cuenta con uno de los pocos observatorios astronómicos abiertos a todo tipo de público y aloja un potente telescopio llamado “Coyote”, de 402 mm de diámetro. A través de este telescopio ubicado en la cúpula del observatorio, se pueden hacer sesiones de observación astronómica maravillosas. Las sesiones nocturnas consisten en una amena charla, dirigida por Alberto Jiménez, en la que se enseña a los asistentes interesantes detalles sobre el espacio, el sistema solar y las constelaciones. También se comenta un poco de historia del castillo en el que está ubicado el observatorio (por eso su nombre) y de la importancia del lugar en el que se construyó. Además, se habla de la creciente necesidad de la limpieza del cielo, tema que en estos tiempos de contaminación lumínica resulta bastante indispensable, para que no se nos olvide que todos los seres vivos tenemos derecho a observar el firmamento y a beneficiarnos con la información y la utilidad que nos brinda (además de lo bonito que luce cuando no está contaminado). Después de esta charla, muy útil para contextualizar la sesión, se hace una observación directa del increíble cielo nocturno que se puede ver desde allí: tantas estrellas titilando sobre nuestras cabezas, tan nítidas y brillantes, que pueden identificase fácilmente todas las constelaciones, incluso varios planetas y la luna llena que teníamos aquella noche. Y para terminar, ya en la cúpula del observatorio, se lleva a cabo una detallada observación con el telescopio, en la que dependiendo de las condiciones de la atmósfera, se pueden ver varios planetas: Marte, Júpiter (con tres de sus satélites) y Saturno (con sus fantásticos anillos). Y la luna, por su puesto, que esa noche estaba mas grande y mas cerca que nunca.
Observatorio astronómico Castillo de Borobia
Ha sido una experiencia estupenda y la recomiendo a todos los que sientan un interés especial por estos temas del espacio exterior. Como valor añadido, cabe apuntar que la gente del pueblo es muy amable y que la actividad puede complementarse con alojamiento, cena y desayuno (todo genial y a muy buen precio). Pueden consultar toda la información sobre estos servicios en la web de Cuarto Creciente Borobia.
Siempre me ha parecido especial que un campo tan propio de la ciencia como la astronomía, resulte tan inspirador para nosotros los artistas (o cualquier ser que se sienta estimulado al mirar hacia arriba y ver millones de estrellas brillando en el cielo nocturno). Creo que esa es una de las virtudes de lo inalcanzable y lo desconocido: que en nuestro afán por acercarnos y aprehenderlo, generamos cientos de ideas y recursos, y dejamos un rastro de creaciones extraordinarias. Así, después de este pequeño “viaje estelar” tengo mi cabeza llena de nuevos proyectos y mi corazón pleno de agradecimiento hacía todas las personas que conocí allí, en especial a Alberto, Blas y Blanquita, que con tanta generosidad compartieron su tiempo, su saber y sus anécdotas con los que estuvimos allí esa noche, observando las estrellas.
Abrazo cósmico para todos.
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