La ISIA (Istituto Superiore per le Industrie Artistiche) es el lugar en el que he cursado un semestre del programa de Ilustración, gracias a una beca Erasmus otorgada por la U.E, a través de la Escuela Artediez de Madrid. La ISIA está ubicada en la localidad de Urbino, una bellísima ciudad italiana, cuna del Renacimiento, declarada patrimonio histórico de la humanidad por su valor cultural, artístico y arquitectónico. Esta escuela tiene como sede el antiguo monasterio de Santa Chiara que, como muchos de los monumentos emblemáticos de este lugar, es un edificio renacentista proyectado por el arquitecto Francesco di Giorgio Martini, cuya construcción se inició a finales del siglo XV. Anteriormente fue un convento, un monasterio, un hospital civil, un instituto de educación femenina, el mausoleo de la familia Ducal y actualmente, tras unas cuantas restauraciones y varios siglos de historia, es el recinto que alberga esa institución educativa. En esta web se puede hacer un tour virtual por sus instalaciones (interesante proyecto realizado por estudiantes del programa de fotografía de esta escuela).
La ISIA está organizada en cuatro áreas académicas: “Diseño gráfico y comunicación visual” (trienio), “Comunicación y diseño editorial” (bienio), "Fotografía de bienes culturales" (bienio), “Gráfica de la imagen e ilustración” (bienio del cual he cursado un semestre). La filosofía de esta institución se puede resumir en estos cinco conceptos: contexto, síntesis, composición, expresión, proyecto. Dichos términos engloban de manera precisa la ideología y la metodología impartidas en esta escuela. Me ha interesado bastante el énfasis con el cual se enseña a los alumnos un sistema de producción dentro del campo de la “industria artística” basado en la realización de proyectos, pasando por cada una de las etapas y llevando a cabo toda la logística que esto implica. Con base en este principio, las clases no siguen la didáctica convencional del sistema pedagógico al que estoy habituada (según mi formación artística occidental/convencional), sino que funcionan de manera similar al entorno laboral, es decir: los profesores plantean un proyecto con ciertos objetivos base y los alumnos debemos llevarlo a cabo en un tiempo determinado, siguiendo los parámetros que nos indican en principio. De esta manera, los alumnos desarrollamos todo el proceso con el que se lleva a cabo un trabajo real, recibiendo asistencia de los profesores y empleando los medios, las herramientas y las instalaciones que escuela ofrece. Tenemos que pensar bastante, controlar con las fechas de entrega con suficiente antelación y organizarnos muy bien para desarrollar eficazmente cada proyecto. Se trabaja arduamente y hay que tener mucho rigor, pero al final se aprende un montón de todo este proceso, de la metodología que siguen las compañeras y compañeros de clase, de la asesoría de los profesores y de la interacción con los estudiantes de los otros programas.
A este funcionamiento interno de la ISIA hay que añadir el contexto en el que está inmersa: Urbino es una ciudad principalmente universitaria en la que casi todas las rutinas cotidianas giran en torno a la vida académica de las facultades que imparten clases aquí. Y al decir “inmersa” me refiero a que esta ciudad está en medio de la cadena montañosa de los Apeninos (puntualmente en la provincia de Pesaro y Urbino, en la región de Las Marcas) y esta localización la hace un pequeño “micro-universo” quizás un tanto aislado del “mundo exterior”. Este fenómeno tiene sus pro y sus contra. Los puntos a favor: que es un entorno seguro y tranquilo en el cual los estudiantes pueden dedicar el 100% de su tiempo y su atención a llevar a cabo sus programas académicos. Los puntos en contra: el difícil acceso y el escaso intercambio con otros entornos educativos y culturales dado el aislamiento de la ciudad. Y esa falta de contacto con “el mundo exterior”, repercute en la actitud de los estudiantes, a veces les afecta cierta sensación de reclusión…
Sin embargo hay muchos otros detalles que compensan este desbalance: la belleza del paisaje, el color de los atardeceres, la tranquilidad del entorno, el legado histórico, las riquísimas crescias y piadinas, el vino Lacrima di Morro d'Alba y obviamente la gentileza de sus habitantes, hacen que estudiar en Urbino resulte una experiencia interesante y muy recomendable que os invito a vivir personalmente si en algún momento tenéis la oportunidad.
Este post hace parte de una serie de reseñas sobre mis experiencias en la ciudad de Urbino y mis estudios en el Istituto Superiore per le Industrie Artistiche [ISIA] llevados a cabo entre el otoño/invierno del 2017/18. Pueden consultar las demás publicaciones en mi blog o siguiendo estos links:
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