Pilar Barrios Varela

Después de un día de mucho trabajo, haciendo otras cosas no tan interesantes y entretenidas como dibujar o desarrollar algún proyecto, fui a una charla del artista brasilero Vik Muniz.

Siempre he admirado su trabajo y he tratado de nutrir con sus obras muchas de mis inquietudes artísticas. Encontrarme “cara a cara” con el autor de todas estas obras, fotografías y procesos tan interesantes como sus dibujos de chocolate, sus retratos con trozos de revistas o sus nubes dibujadas en el cielo, me confirmó que además de ser un excelente artista, es una persona bastante interesante.

Con un discurso sencillo, claro y muy divertido, comenzó su charla hablando de la relación entre el arte y la literatura. En su opinión, los elementos comunes entre estas dos expresiones son las imágenes mentales y los aspectos sensuales, que funcionan como germen y base de la creatividad del ser humano. Continuó hablando de cómo su madre le enseñó a leer “tocando las palabras con los dedos”, y de cómo esto influyo en su relación con los libros y la lectura, determinando su personal manera de percibir “el sabor y la forma de las palabras”.

Habló sobre “la magia” implícita en el arte: “ser artista es encontrar una vía para HACER cosas”, una vía en la que cada cual tiene que inventar sus propios códigos, su propia semiótica. Y también explicó cómo el “principio de la percepción” permite que cada cual reciba e interprete las imágenes que lo rodean. En este punto, citó su trabajo sobre las nubes de algodón que tanto me gusta (Equivalents, 1993), explicando con estas imágenes ese extraño fenómeno de nuestra capacidad de escoger el significado de lo que vemos, siempre y cuando sea uno a la vez (vemos un trozo de algodón, ó un sujeto en un kayak, ó una nube, pero no los tres a vez).

Luego habló de uno de los grandes descubrimientos de la humanidad: la invención de la representación. Al dibujar un animal en la pared de una caverna, aquel hombre prehistórico encontró el “poder evocador de la imagen”. Con ese gesto pintado en la roca, descubrió que podía despertar cierta “Fe” en sus congéneres, que esa imagen contaba algo, que estimulaba la memoria (“compartiendo el pasado y prediciendo el futuro”), e incluso marcaba nuevas dimensiones de tiempo y distancia. Ese dibujo de un animal en la roca, determinó la manera en la que percibimos e interpretamos el mundo.

A continuación, Muniz habló de otra de sus obras, la serie de niños de azúcar (Sugar Children, 1996). Con ellos explicó cómo el medio interfiere en la historia, cómo la sustancia interactúa con la imagen. Además contó cómo surgieron aquellos dibujos de azúcar y agradeció a los niños que retrató en aquella serie ya que gracias a ellos debe su titulo de fotógrafo.

Siguió entonces con un "experimento con el público": proyectó unas cuantas imágenes de obras de arte moderno y contemporáneo, invitando a quienes estábamos allí, a que estableciéramos nuestras propias relaciones, conectando las obras entre si. Este ejercicio lo hizo también en una charla que dio en el MOMA de NY (lugar donde están las obras a las que hizo mención). Y en este punto yo ya estaba emocionada hasta el escalofrio! Por mis propias conexiones con estas obras? Quizás si. Y no me pregunten por qué, pero se me puso la “piel de gallina”.

Luego Vik expuso algunas imágenes de su serie Earthworks (2002) y citó el trabajo de Robert Smithson con una frase encantadora “Spiral Jetty is an scupture in my imagination”. ("Spiral Jetty" es una escultura en mi imaginación).

Yo no recordaba que aquellos dibujos enormes, literalmente “cavados” en el suelo de algún lugar en Brasil eran de Muniz, y al ver aquellas fotos pensé “la obra de este señor es asombrosa”.

Además habló de su proyecto de arte público “Pictures of clouds” (2001) y de su “cacería de subvenciones” para cubrir los gastos de una avioneta que dibuja nubes en el cielo (!!!). Aquí apuntó una frase muy congruente con este trabajo “La imagen tiene un enorme PODER”.

Casi para terminar, comentó un poco sobre el proceso que llevó a cabo en los basureros de Brasil, trabajo que fue recogido en el documental “Wasteland”. Muniz decía, con toda honestidad, que en muchos casos prefiere operar mas como ciudadano que como artista y este documental es un claro ejemplo de su interés por llevar el arte a toda la gente, sin distinción de clase social, ocupación o nivel educativo.

Ya creía yo que la obra de Muniz era rica e interesante, tanto a nivel formal como conceptual. Pero al escucharlo aquel día, hablando con tanta humildad y compartiendo con tal generosidad todos sus procesos, confirmo que además de ser un excelente artista, es un ser humano estupendo! Finalmente, me acerqué y le dí las gracias por su conferencia. Él me dio la mano y otra de sus amplias sonrisas.

Salí del lugar en el que se realizó la conferencia (Casa Encendida, Madrid) y en el metro, de camino a casa, encontré un chico con una camiseta de “The Smiths” justo en coincidencia con lo que escuchaba en mi ipod “Nowhere fast”...entonces volví a emocionarme; por mis propias conexiones? Quizás si...

Gracias Vik, gracias chico con camiseta de “The Smiths” por hacer que aquel martes anodino, valiera la pena...